Las velas de cera de abeja virgen realizada en cañas son una apuesta por lo natural y tradicional, al mismo tiempo, reconociendo como tradicional aquello que nos devuelve al origen y al nacimiento de hacer uso de lo que encontramos a nuestro alcance.
Me explico. Hace años en lugares como Andalucía y otras comunidades de España, los agricultores y las gentes en los pueblos vivían en una conexión más directa con la naturaleza y sus ciclos. Reconocían que dentro de una necesidad como era tener luz tenían al alcance los recursos naturales para satisfacerla. Había colmenas por doquier y hacer velas para el hogar era una tarea, que aunque estuviera relegada en algunos lugares a los artesanos, la mayoría de la gente conocía su procedimiento.
Lo que se encontraba al alcance eran moldes de origen natural, como en este caso son las cañas.
Se buscaban las cañas más rectas y firmes y llegado el principio del otoño se cortaban y se limpiaban, teniendo así la base para crear las velas que se iban a usar para el hogar y para satisfacer las costumbres religiosas.
Hoy día esta técnica se conserva en algunos pueblos como un atractivo turístico. Para que los turistas puedan apreciar un trocito del pasado y de la tradición de algunas zonas.
Para mí este tipo de técnicas suponen una fusión entre mi amor por los oficios tradicionales y la artesanía, al tiempo que representa un respeto absoluto por la naturaleza en todas sus formas. Y me permite hacer uso de los recursos naturales sostenibles para poner a vuestra disposición unos productos de la mayor calidad. Productos hechos con amor, por lo que pasan de ser un mero artículo en un carrito de la compra, a ser un trozo de mi pasión por mi trabajo.
Se buscan cañas que sean uniformes y rectas, de esta manera nos aseguramos que el quemado de la vela se haga lentamente y no chorree casi en absoluto.
En la foto podéis observar las cañas recién cortadas en el huerto de mi padre. Una tarea preciosa el cogerla y cortarla, ya que añade valor a la realización de la vela. Un proceso que comienza desde cero.
Para la cera, he elegido a Apipadul, que es una empresa apícola pequeña, de Padul y me proporciona una cera de abeja virgen de la mejor calidad.
Su aroma es increíble. Es dulce y cálido, recuerda a la miel.